domingo, 27 de abril de 2014

Día 230 - Londres: Look left.

Después de un ajetreado mes de abril entre viajes y exámenes (sí, en Erasmus también se estudia), he logrado ponerme serio y escribir quizás uno de los pocos post que le queden a este blog. Queda poco más de un mes para que este viaje se acabe y ya se empiezan a oír conversaciones sobre cuando nos vamos, quien se queda aquí en verano, etc. Realmente pinta ser un mes de mayo muy triste. 

Sin embargo el mes de abril ha estado lleno de idas y venidas y después de casi 1 mes si ver algunos ayer nos reunimos muchos de nosotros en una cena a la que tuve la gran suerte de ser invitado y la cual estuvo regada con cerveza y sidra (y un alcohol de 80% que no quiero ni oírlo mencionar), todo una gozada. Una cena francesa en la que comimos como auténticos reyes, especialidades de la Bretagne. 

Dos días de mi gran viaje por el oeste en carretera vino otro gran viaje, viaje a la que muchos creen la segunda capital del mundo, Londres, ya sea por el estilo parecido a New York o por lo cosmopolita que es. Después de conseguir un viaje tirado de precio (50 euros ida y vuelta y un hostel (Clink78 cerca de King Cross Station) que considero una victoria hablando de Londres (85 euros por tres noches), pusimos pie en la capital a las 9:30 de la mañana. Esta no era mi primera vez en Londres, como muchos, había estado con el instituto hace 5 años. 


 


Cuantas cosas han cambiado desde entonces...mis padres pagaron el viaje y no me fijaba e los espantosos precios en pounds...,M&M world no estaba. M&M worlds obviamente es una tienda de la marca M&M en la que todo lo posible y imaginable lleva la marca. Quizás uno de sus atractivos más importantes es un área donde hay más de 20 tubos de M&M's con los colores típicos y algunos en edición exclusiva. Entré sin el objetivo de comprar nada pero no pude resistirme (100 gramos, 2 pounds). La tienda es genial y está tan llena de gente todo el día que cierra de lunes a sábado a la medianoche. 




Venir de una ciudad como Cork con poco más de 130000 habitantes y sumergirte en los pasillos del inmenso y infinito metro de Londres en la cual viven 5 o 6 veces la población de Cork, puede llegar a ser estresante. En mis primeras horas en el metro fue realmente angustiante ver como poco a poco me amoldaban a su religión Keep at the right de la cual tan mal te miraban si no cumplías. Para escapar de tanto tumulto esas primeras horas, que mejor que huir a un maravilloso parque, Regent's Park y porque no también, pasar a hacer una visita a nuestro amigo que vive en 221B de Baker Street (Sherlock Holmes) quien ha montado un museo y una tienda de recuerdos al más estilo British. Demasiadas cadenas de café para elegir y sentarse a tomar uno para poder descansar un rato después de habernos levantado a las 4:30 de la mañana. No tienen esa cultura de cafés pequeños y locales como la hay en Cork. 






Recordarte a ti mismo con 10 años en pleno apogeo de la saga Harry Potter al andar en frente del andén 9 y 3/4 en King Cross Station y junto a ella una tienda en la que emanar cualquiera de los principales personajes de la saga. Varitas, jerséis de las 4 casas, bufandas, guantes, las famosas ranas de chocolate con cromos, un billete de tren para el Hogwarts Express...todo, todo a que precio... Aún así, con las 2 libras que me sobraban en la cartera momentos antes de largarme al aeropuerto, compré 1 billete para el Hogwarts Express. 


 



Por supuesto en Londres no todo son compras, hay cientos (o miles?) de monumentos y museos (la gran mayoría gratis) pero como era nuestra segunda vez en la ciudad, no había ni ganas, ni tiempo de volver a ver las típicas atracciones de Londres que ya conocíamos. Eso sí, una visita al British Museum a empaparnos hasta quedar ebrios de historia nunca viene mal y una visita a la National Gallery para ver Los girasoles de Van Gogh. Pero Van Gogh no era holandés? Pues si hijo si pero por lo visto pintó varias versiones de los girasoles, una de ellas en Amsterdam y otra allí, en Londres. Por lo que leí en el museo, las diferentes versiones de los girasoles (14 en girasoles) representan todo el proceso de vida de estos hasta que se marchitan. 




Otra cosa típica, visitar a la Reina (Lis como la llaman algunos) aunque no estaba allí. Cambio de guardia y cambiamos nuestro culo a otro lugar, Hyde Park donde además de ardillas también pudimos dale nuestro saludo a la estatua de Peter Pan donde se dice que Peter se perdió y fue encontrado por Campanilla, quien más tarde lo llevó a Nunca Jamás. Me encanta comer en el parque y por eso nos agenciamos dos buenos trozos de pizza a un precio inmejorable (2 x 3 pounds). Lamentablemente, al poco rato empezó a llover y tuvimos que darnos prisa y huir hacia el subsuelo llamado Underground. Después de  huir de una señora que gritaba histérica si ese metro iba a Hammersmitch llegamos a Covent Garden centro de artesanía y delicatessen como tés, jabones, chocolates, etc, una maravilla. Visita a Chinatown y Soho (no apto para cerrados de mente). 


En Londres los caballos de la reina han de usar el semáforo
también usan el semáforo










El martes, nuestro día de vuelta, que mejor que complementarlo con una gran aventura llena de estrés, carreras y tensión. Nuestro avión salía a las 19:40 y la puerta estaba estimado que se cerraría a las 19:25. Con esos tiempos y sin equipaje que facturar, decidimos coger un bus que de acuerdo con los detalles que ofrecía la página web, llegaríamos 1 hora y media antes del cierre. Sin embargo, no fue así, cuando a las 17:30 ví que aún seguíamos en el centro de la ciudad, supuse que algo no iba bien, un tráfico horrible en motivo de la hora punta junto a una obras que obligaban al conductor a circular a 40 km/h hizo que el bus llegara prácticamente a las 7 de la tarde. Cuando pensábamos que eramos los únicos en un alto riesgo de perder el avión, el autobús entero se puso de pie y en sus posiciones para correr. Con el corazón en la boca, llegamos a la puerta de embarque a las 19:15 cuando vimos que los cabrones de Ryanair no habían ni siquiera abierto la puerta. 





Una hora más tarde y después de sobrevolar Londres, estaríamos en la pequeña y acogedora Cork. 





miércoles, 9 de abril de 2014

Día 213 - 5 Condados y 3 Aeropuertos: Parte 2

Después de 4 estupendos días en la capital inglesa, vuelvo al teclado para seguir con el viaje que dejé de contar a medias en las maravillosas tierras de Connemara. 

Después de más de 8 horas de sueño (no suficientes) y con el estomago lleno después de haber desayunado en la cocina del hostel (no sabía si estaba en Alemania o en Irlanda por la gran cantidad de alemanes que había) nos fuimos al parking a por coche y rumbo al norte con él. De acuerdo con las indicaciones de la amable joven recepcionista, debíamos tomar la N59 dirección Clifden donde pararíamos más tarde para hacernos con provisiones de comida en un remoto Aldi (junto a otro remoto Lidl). Antes de llegar a Clifden, la carretera nos brindó con unas maravillosas vistas de algunos de los cientos de lagos que hay en Connemara y con la suerte de que los tres necesitábamos mear, paramos junto a uno de ellos y nos encontramos con algo maravilloso, el sonido del silencio. Bajando hasta el lago encontramos una casa de pescador con tres muelles donde las vistas eran preciosas. Es imposible deciros el lugar exacto porque lo encontramos de una forma muy random. 









Después de Clifden seguimos conduciendo a través de una carretera llamada Skyroad. De hecho la Skyroad tiene varias rutas y en su total debe medir unos 60 km, nosotros tomamos la ruta más famosa, la Lower Skyroad que mide 16 km y nos mostró lo mejor de ella con un tiempo inmejorable y unas vistas hermosas. Al llegar a la cima, encontramos dos alemanas que había venido desde Dublin hasta allí en bicicleta y aún les quedaba ruta, toda una proeza. 

Después de abandonar la Skyroad nos dirijimos hacía Letterfrack donde se encuentra el Parque Nacional de Connemara y donde aprovechamos para hacer un picnic junto al camino por el que pasaba la gente con sus perros. Quizás lo mejor de estos viajes es ver como es la verdadera Irlanda, en su estampa más rural, tranquila y relajada. Quizás es por eso por lo que sobretodo a muchos alemanes les gusta Irlanda, por lo desregulada que está y porque a nadie le importa un comino lo que hagas mientras no le toques sus cosas. Caminos llenos de Bed and Breakfast, hoteles rurales, todo está hecho para disfrutar de la naturaleza (en su forma original) y siempre conservando esa esencia rural que rodea a todos los irlandeses y que les encanta mostrar cuando les saludas. 








Después del picnic, hicimos un poco de senderismo por una de las rutas que ofrecía el parque, dos rutas (azul y amarilla) de unos 2 km de largo y otra más complicada de 3,5 km que llegaba a la cima de la montaña. Debido a que no ibamos sobrados de tiempo, hicimos la de nivel medio (azul) de la que disfrutamos gratamente. 

Después de bajar los tacos que nos hicimos en la montaña, seguimos en coche hacía Maam Cross a través de lagos y montañas, siendo una gozada para el conductor y los pasajeros ir en coche. Una carretera que a punto estaba de sumergirse en el agua, llena de subidas y bajadas y curvas hicieron los 66 kilometros hasta Cong muy amenos. 



En Cong  (Condado de Mayo) visitamos un antiguo parque de monjes donde solían hacer vida, pescar y un poco de agricultura. La zona no tiene mucho que ver con Connemara pero sin duda, agradezco a la recepcionista que nos hubiera recomendado este lugar, era genial. 






Ya de vuelta en Galway, paseo por la ciudad para dar mi valoración sobre ella. Me atrevo a decir que Galway es más bonita que Cork, tiene una fantástico ambiente y un parque enorme en el que correr, jugar o pasear al perro. La calle está llena de pubs tradicionales que se mezclan con los clubs (en ese aspecto parecido a Cork) pero Galway parece ser una ciudad menos industrial. La universidad poco tiene que envidiar a la honorable University College Cork pero si que diré que la nuestra es más bonita y tiene un campus más verde. 




Pizza para cenar y ronda de pintas en la Bierhaus mientras jugaba Manchester United - Bayern de Munich dieron el cierre a la noche del martes. Al día siguiente desayuno de nuevo en la cocina del hostel y parada rápida en una cafetería llamada Gourmet Tart Company y tienen diferentes establecimientos distribuidos por la ciudad. Una napolitana de chocolate, crema y almendra para cerrar la visita en Galway y iniciamos el viaje de vuelta a Cork haciendo primero una parada en el aeropuerto de Kerry para dejar al amigo de Benny en él que volaba de vuelta a Alemania. He aquí el motivo del título de la entrada. 

Tres fantásticos días seguidos de 4 fantásticos día en Londres, pero eso es otra historia que no os contaré ahora. 

jueves, 3 de abril de 2014

Día 213 - 5 Condados y 3 Aeropuertos: Parte 1

Estoy de vuelta en el apartamento después de 3 días fantásticos con gente fantástica (que cursi queda esto) en la costa oeste de Irlanda recorriendo en coche nada más y nada menos que casi 800 kilómetros a través de los condados de Cork, Kerry, Clare, Galway y Mayo. Hay que decir que ya había estado en Galway y Connemara el pasado diciembre pero como pasó con mi viaje a Ring of Kerry, no hay color al visitarlo en coche que visitarlo en bus. Estos viajes son una locura, están llenos de risas en especial cuando viajes en grupos pequeños como ha sido mi caso, solo tres personas: Benny, un amigo suyo que vinó de visita y yo. Lo bueno de tener un compañero de piso que tiene 25 años es que pude alquilar un coche en Irlanda (aquí el mínimo para alquilar son en la mayoría de casos 25 años) y con tal dominio del volante, el miedo a estrellarnos mientras conducimos por la izquierda se queda en Cork. El coche nos costó 33 euros tres días más gasolina (20 euros en Connemara y 55 antes de dejar el coche en el aeropuerto) y un seguro a todo riesgo opcional (16 euros el día) que recomiendan encarecidamente porque aquí la grúa (y cito textualmente de la recepcionista que montó un show) es "extremely expensive". 




El viaje comienza en el aeropuerto de Cork para recoger el coche a las 9:30 de la mañana y iniciar nuestro viaje a través de la N20 y E20 hasta Ennis y luego haciendo nuestra primera parada en Kilkee parando antes en Shannon Airport para hacer una visita al excusado. Kilkee es un pueblo (no tan pequeño) situado en una bahía con una playa preciosa de arena muy fina. En el lado derecho de la bahía hay una vista del final de los Cliffs of Moher (en menor tamaño por supuesto) o como dice la guía Lonely Planet "a dramatic view of Cliffs of Moher". Como no, al estar e el atlántico, todo esta lleno de algas. 






Aquí me doy cuenta que he perdido mi gorro y Benny se parte de risa al verlo tirado en el suelo.
Después de Kilkee, seguimos a través de la N67 hasta Lahinch y Cliffs of Moher donde por primera vez en las tres veces que la he visitado, hizo sol, un sol maravilloso. También por primera vez, andamos los 10 km (ida y vuelta) que hay que andar para llegar al final de los acantilados donde se haya una torre de vigilancia sobre la cual dice la leyenda que un guerrero muy bravo se enamoró de una chica y le declaro su amor en lo alto de esta torre. 



Después del largo día y sin tener reserva previa, llegamos a Galway donde aparcamos el coche y nos dirigimos al Hostel Bernancles donde afortunadamente encontramos una habitación para 4 por 22 euros la noche. La recepcionista que al parecer era la mejor de todo el hostel, nos indicó que lugares deberíamos recorrer en Connemara al día siguiente. Después de un breve descanso, encontramos un restaurante indio para el que no íbamos adecuadamente vestidos pero el hambre apretaba y como era mi primera vez comiendo este tipo de comidas, seguí mi instinto. Aunque que me apetecía algo no muy picante, pedía algo imposible. La comida estaba deliciosa y aunque picaba lo suyo, repetiría. En las fotos hay arroz aromatizado (picante), verduras envueltas en una especie de masa acompañadas de unan salsa de almendra con leche de coco (picante); espinacas con patata y algo más que no se que era (no picante) y una especie de pan con queso que sabía como pizza, riquísimo (no picante). Todo esto regado con una pinta de cerveza india, fresca y dulce. Después de la cena, una pinta de cerveza negra Bonaparte en un pub muy pintoresco llamado Tigh Neachtain situado en Quay Street. 








Sigo con el siguiente día de viaje en otro episodio de esta locura de blog.