martes, 20 de mayo de 2014

Día 254 - Mis vacaciones han empezado

Este es el quinto día en el que me encuentro de vacaciones de verano. Quizás Cork no es el mejor destino para veranear pero ojalá pueda o pudiera quedarme todo el verano en esta ciudad que tanto me esta dando. Dos semanas de exámenes me hicieron venir a mi mente la frase "En Erasmus no se estudia". Bien esa frase puede que sea cierta durante un Erasmus en Sarajevo donde la cerveza está a 50 céntimos de euro (hablamos de pintas y no del pis de burro que vende Lidl a 34 céntimos la lager). En general me siento satisfecho de mi esfuerzo aunque he de reconocer que en los últimos exámenes no fui todo lo eficiente que podría haber sido.

Escribo este post por diferentes razones. En primer lugar para dar envidia a aquellos pobres mártires que aún no acabaron y que acabarán durante esta última semana. Escribo para hacer un resumen de lo que podrían ser estos últimos días en la ciudad. Sin embargo, no haré de este post un adiós, eso lo haré otro día pues mi fecha de regreso ya está puesta aunque pongo miras a poder volver muy pronto si me bridan la oportunidad de trabajar aquí. La envidia que corroe a mis amigos en casa al saber que he empezado vacaciones un mes y medio antes que ellos es la miel más dulce que he probado.

Aprovecho el rato que Benny se va a la peluquería del demonio (hace 1 hora que debería haber ido) para escribir este post antes de irme con él al Café Depeche (Western Road junto al Café Paradiso) para poder tomar un buen café mientras leo algo. Al mismo tiempo el vecino alemán del 24 empaqueta todo y lleva una mochila enorme, listo para irse con sus amigos bávaros de viaje por la costa gaélica. De eso trata este post, de despedidas y de los últimos días.

El continuo ajetreo del campus cada vez se va apagando más y más y aquellos viajes a la oficina internacional para conseguir sus valiosas firmas a principios de septiembre se han transformado en amargos viajes. Tenemos la suerte de estar disfrutando de unas semanas soleadas con temperaturas muy agradables. Esto y la apertura de un nuevo espacio en el Fitzgerald Park me han empujado más de un día a tumbarme en el césped a leer (desde que estoy aquí leo mucho más, gracias a una persona).

Hablaba de despedidas y no estoy hablando de ellas. Ya he tenido que decir adiós a más de uno/a y en algunos casos me he sentido un verdadero hipócrita soltándole “No es un adiós, es un hasta luego” o cursilerías varias. Yo creo que hay gente de dos pastas en este Erasmus: gente que ven este Erasmus como una etapa pasada de su estupenda vida como estudiantes y que podrán recordar cuando tengan 43 años y recuerden lo mucho que bebieron, viajaron o incluso follaron; gente que quiere contruir su vida en base a este precioso y valioso año. Creo que es importante mantener cierta relación con aquellos que muestran interés por que en cierto modo sigas a su lado. Cuando esa persona te interesa, un saludo ocasional no hace daño a nadie, quizás no lo veas en seis meses, diez o incluso más pero nunca se sabe. Si no lo haces al final esa persona se transforma en un conocido compañero de juergas, estudios y viajes con el que pasaste un buen rato y la verás crecer en Facebook pero nada más. Me llevo personas maravillosas de aquí (aunque de ellas ya hablaré en otro momento) y esas son las que hay que cuidar e intentar que no desaparezcan.



Es el momento de aprovechar los días aún más que lo hacías durante los meses pasados y mirar el lado bueno de todas las cosas pues siempre lo hay. He vuelto a las andanzas de la fiesta y estoy remojando mi paladar en cervezas y sidras antes de volver a España y encontrarme en una verdadera encrucijada cuando el dueño del bar me pregunte qué voy a beber.

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