Escribo este post por diferentes razones. En primer lugar
para dar envidia a aquellos pobres mártires que aún no acabaron y que acabarán
durante esta última semana. Escribo para hacer un resumen de lo que podrían ser
estos últimos días en la ciudad. Sin embargo, no haré de este post un adiós,
eso lo haré otro día pues mi fecha de regreso ya está puesta aunque pongo miras
a poder volver muy pronto si me bridan la oportunidad de trabajar aquí. La
envidia que corroe a mis amigos en casa al saber que he empezado vacaciones un
mes y medio antes que ellos es la miel más dulce que he probado.
Aprovecho el rato que Benny se va a la peluquería del
demonio (hace 1 hora que debería haber ido) para escribir este post antes de
irme con él al Café Depeche (Western
Road junto al Café Paradiso) para poder
tomar un buen café mientras leo algo. Al mismo tiempo el vecino alemán del 24
empaqueta todo y lleva una mochila enorme, listo para irse con sus amigos bávaros
de viaje por la costa gaélica. De eso trata este post, de despedidas y de los últimos
días.
El continuo ajetreo del campus cada vez se va apagando
más y más y aquellos viajes a la oficina internacional para conseguir sus
valiosas firmas a principios de septiembre se han transformado en amargos
viajes. Tenemos la suerte de estar disfrutando de unas semanas soleadas con
temperaturas muy agradables. Esto y la apertura de un nuevo espacio en el Fitzgerald Park me han empujado más de
un día a tumbarme en el césped a leer (desde que estoy aquí leo mucho más,
gracias a una persona).
Hablaba de despedidas y no estoy hablando de ellas. Ya he
tenido que decir adiós a más de uno/a y en algunos casos me he sentido un
verdadero hipócrita soltándole “No es un adiós, es un hasta luego” o cursilerías
varias. Yo creo que hay gente de dos pastas en este Erasmus: gente que ven este
Erasmus como una etapa pasada de su estupenda vida como estudiantes y que
podrán recordar cuando tengan 43 años y recuerden lo mucho que bebieron,
viajaron o incluso follaron; gente que quiere contruir su vida en base a este
precioso y valioso año. Creo que es importante mantener cierta relación con
aquellos que muestran interés por que en cierto modo sigas a su lado. Cuando
esa persona te interesa, un saludo ocasional no hace daño a nadie, quizás no lo
veas en seis meses, diez o incluso más pero nunca se sabe. Si no lo haces al
final esa persona se transforma en un conocido compañero de juergas, estudios y
viajes con el que pasaste un buen rato y la verás crecer en Facebook pero nada
más. Me llevo personas maravillosas de aquí (aunque de ellas ya hablaré en otro
momento) y esas son las que hay que cuidar e intentar que no desaparezcan.
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